A LA HIGUERA

Este verano no hemos podido ir al pueblo, y estaba recordando que los higos de las higueras del patio interior de casa de mi hermana, que descaradamente nos entran dentro, al abrir las ventanas del comedor,que haciendo pecado de gula, nos pasamos el rato comiendo y diciendo "esto no puede ser" nos pondremos como vacas, pero seguimos , sin poderlo remediar.
Este año se habrán ido cayendo de maduros al suelo, sin nadie que los haya disfrutado (bueno, los pájaros, si)
Y con la meláncolia que me ha entrado, les dedico esta poesia, que aprendí en el colegio.

Porque es áspera y fea,
porque todas sus ramas son grises,
yo le tengo piedad a la higuera.
En mi quinta, hay cien árboles bellos,
ciruelos, redondos, limoneros rectos,
y manzanos de brotes lustrosos.
En la primavera,
todos ellos se visten de flores
entorno a la higuera.
Y la pobre, parece tan triste,
con sus ramas desnudas,
que nunca de apretados capullos, se visten.
Por eso, cada vez que yo paso a su lado,
digo, procurando hacer dulce y alegre,
mi canto.
"Es la higuera, la más bella de los árboles,
todos del huerto"
Si ella escucha, si comprende el idioma,
que yo hablo
Que dulzura más honda, hará nido,
en su pecho sensible de árbol.
Y tal vez, a la noche,
cuando el viento acaricie su copa
embriagada de gozo, le cuente
"Hoy a mí, me dijeron HERMOSA"


(Juana de Ibarboru)